Si bien es cierto que la vivienda vuelve a copar titulares, pues su precio se sitúa ya en valores similares a los de 2007, en el mercado inmobiliario y financiero actual encontramos ciertos aspectos que difieren mucho de los que se dieron hace dos décadas.
Datos importantes, como el número de operaciones anuales, la menor producción de vivienda de obra nueva (y con ello, menos stock), el menor endeudamiento de las familias o un sector bancario mucho más estricto en la concesión de crédito son puntos clave que no vivimos en pleno boom.
Indicadores de riesgo bancario
El informe tiene un alto valor histórico, ya que se inició en el año 2004, lo que nos permite comparar los datos actuales con los de 2007.
Tipo de contrato laboral del hipotecado
En relación con la estabilidad laboral del hipotecado, mientras que en 2025 la proporción de hipotecados con contrato laboral indefinido es del 85%, en 2007 esta cifra fue del 55%, lo que implicaba que en esa época se concedían hipotecas a un alto número de personas con un contrato laboral temporal, con el riesgo que eso supone a lo largo de la vida de una hipoteca.
Antes de la crisis, muchos bancos concedían hipotecas a personas con contratos temporales o inestables, e incluso sin apenas ahorros previos ni garantías. Esto generó:
-Altas ratios de endeudamiento. Personas que destinaban gran parte de su sueldo al pago de la hipoteca.
-Altos LTV (como hemos visto antes). Se financiaba el 100% del valor de la vivienda e incluso más para poder cubrir otros gastos (mudanza, unas reformas, un viaje…).
-Riesgo de impagos masivos en cuanto la economía se debilitó o subieron los tipos de interés.
Ratio entre la cuota mensual de la hipoteca y los ingresos del hipotecado
-Dificultad para cubrir gastos básicos. Con más de la mitad del sueldo destinado a deudas, el margen para gastos cotidianos es muy pequeño.
-Escasa capacidad de ahorro. Apenas existe margen para generar un colchón financiero.
-Alto riesgo de impago. Cualquier imprevisto (pérdida de empleo, gasto inesperado, subida de tipos de interés) puede hacer que no se pueda pagar la cuota hipotecaria.
Así que, una ratio de endeudamiento del 59% es insostenible a medio-largo plazo. Supone un nivel de riesgo muy alto, tanto para el banco como para la propia persona, ya que limita mucho su capacidad económica.
Así, mientras que en 2006, 2007 y 2008, la obra nueva fue determinante en el mercado inmobiliario español, ahora su influencia es mucho menor. De ahí también que el aumento de la oferta inmobiliaria no sea suficiente para satisfacer las necesidades de los españoles. Esto, unido a que el acceso a financiación es mucho más restrictivo, pues las entidades bancarias han cambiado significativamente sus políticas de concesión de créditos, demuestran que el mercado inmobiliario y financiero actual no tienen nada que ver con el que vivimos en 2007.